Ad Libitum

Mis pensamientos divagaban entre una dicotomía por un flanco los problemas originados por un proveedor nacional y otro foráneo en el cual el coterráneo le endosaba la responsabilidad de los hechos al otro, mientras tanto la empresa seguía varada con un equipo de más de US$150,000 sin producir, cuyo valor diario en producción era del 4.5% +/- 1 del valor del equipo; solo esperando a que los agentes tributarios puedan depreciar su estancia en la usina y a su vez a ser victima de su gran alter ego el oxigeno, por otro flanco algunos problemas familiares como consecuencia de un hecho patético me tenían abstraído; hasta que de pronto sentí la cálida y tierna voz de mi amiga (socia con su señora madre de un cómodo, acogedor y familiar restaurante al cual acudía religiosamente a deleitarme como buen sibarita nacional de las creaciones gastronómicas de su señora madre) me despertó de mi letargo con un: ¡Permiso! en eso volví a la realidad para entablar una exigua pero muy nutritiva conversaci

Cuando aún era un lozano e imberbe joven, transcurrían mis días entre montacargas hidráulicos que ascendían y descendían ineluctablemente mientras sus cadenas y engranajes correctamente engrasadas, soportaban el intenso trajín de las jornadas laborales, que cada vez se dilataban más; por otro lado los furgones hacían grandes colas para abastarse de carga, mientras todos esto acaecida se me ocurrió por que no aplicar un algoritmo matemático para reducir los tiempos que con tanto a fan había presentado como proyecto en mi clase de Gerencia de Operaciones, sin mediar mayor trámite aborde a mi superior inmediato quien hecho una disonante algazara y de inmediato dijo: No zigote, esas cosas teóricas no funcionan; así que trabaje y aprenda y no estés dilapidando el tiempo. Años después lo aplique exitosamente. Durante muchos años posteriores debido a mi amplio y disimiles ubicaciones laborales no logre poner en marcha dentro del campo que pensé hasta que de pronto ahí estaba convocado al pues